Los cristianos, en particular los católicos, siempre terminan el año con una oración de gratitud a Dios. Siguiendo esta notable tradición cristiana, el Papa Francisco presidió la tarde del 31 de diciembre las primeras Vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios, que culminaron con el famoso Te Deum, el tradicional himno de acción de gracias. Dirigiéndose a unas 6.500 personas en la Basílica de San Pedro, el Pontífice exhortó a todos a cerrar el año emulando a María, como paradigma de gratitud y esperanza.
Durante su reflexión, el pensamiento del Obispo de Roma se dirigió también al tema del próximo Jubileo de 2025, proponiendo una reflexión no tanto sobre el aspecto organizativo del Año Santo, sino sobre el testimonio que la comunidad eclesial y civil podrá ofrecer “en el estilo de vida, en la calidad ética y espiritual de la convivencia”. El acto, realzado por la presencia de cardenales, obispos, miembros de los servicios diplomáticos y funcionarios gubernamentales, contó también con la notable participación de nueve de nuestros seminaristas en el servicio litúrgico.
Esta experiencia fue realmente notable para nuestros seminaristas que, además de de servir en la grandiosa Basílica de San Pedro, tuvieron el privilegio de intercambiar un saludo personal con el Pontífice.
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