Mayo es el mes dedicado a la veneración de Nuestra Señora. Por eso, el domingo 5 de mayo, varios de nosotros fuimos en peregrinación a La Mentorella, uno de los santuarios marianos más antiguos de Italia y de Europa. Está situado a 1.018 metros de altitud, sobre un acantilado que sobresale en la vertiente oriental del monte Guadagnolo. Era un lugar que le gustaba mucho a San Juan Pablo II, por eso el sendero que conduce al santuario lleva su nombre.
Por esa trocha, subimos el monte rezando el rosario. Dentro del santuario, rezamos juntos a Nuestra Señora de las Gracias y don Eduardo Baura nos explicó la importancia de esa iglesia y de los altares. La iglesia trasmite una gran serenidad espiritual. En el interior, vimos la estatua de madera de Nuestra Señora de las Gracias, el altar de la Santa Cruz, el altar de San Silvestre, los frescos de la nave y la capilla de San Eustaquio.
En la roca bajo la capilla de San Eustaquio se encuentra la cueva de San Benito con el altar. San Benito vivió en esta cueva durante dos años antes de trasladarse a Subiaco.
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