En afectuosa memoria

El 21 de abril, con profundo pesar, con el corazón lleno de tristeza, recibimos la noticia del fallecimiento de Su Santidad, el Papa Francisco. Lamentamos la pérdida de un pastor santo y humilde que sirvió al Señor y a su Iglesia con inquebrantable devoción, compasión y valentía. Su partida al cielo deja un gran vacío en nuestros corazones, pero su vida permanece como un ejemplo luminoso de amor y humildad.

Durante su pontificado, el Papa Francisco fue un faro de misericordia, paz y amor. Se acercó a los pobres y marginados, defendió la dignidad de toda persona y llamó al mundo a cuidar de la creación y de los demás. Lo recordamos como una figura paternal que irradiaba bondad, sencillez y una fe profunda. Algunos miembros de nuestra comunidad tuvieron la dicha de conocerlo personalmente: un encuentro que llevaremos en el corazón toda la vida, tocados para siempre por su calidez, sencillez y santidad.

Mientras lloramos esta pérdida tan profunda, reconocemos con gratitud el don de su vida y el legado de sus virtudes. Honramos su fiel servicio al Señor y a la Iglesia, y continuamos orando por su descanso eterno. Que el Señor reciba a su fiel siervo con los brazos abiertos.

Concédele, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua. Amén.