Precedidos por un grupo de nuevos seminaristas que desde el mes de agosto iniciaron el fundamental curso de italiano, la mayor parte de nosotros llegó a Roma en el tiempo establecido para el inicio del Curso práctico de pastoral y liturgia que se realiza cada año en el mes de septiembre.
Como pudieron leer en un anterior post, el inicio oficial del nuevo año de seminario fue la celebración de la Santa Misa del Espíritu Santo, el martes 4 de septiembre, presidida por S.E. Mons. Gianrico Ruzza, obispo auxiliar del Vicariato de Roma.
Seguidamente comenzaron las lecciones sobre distintas materias, que comprenden desde la pedagogía de la catequesis a la oratoria sacra, pasando por el estudio de los principales documentos del Magisterio acerca del sacerdocio, un curso de preparación para los Ministerios, otro sobre el acompañamiento espiritual, etc.
Además, cada semana es enriquecida por algunos invitados especiales; particularmente en la semana apenas transcurrida tuvimos el placer de encontrarnos con el secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales, S.E. Mons. Ciril Vasil’ S.J.; guiados por él, pudimos profundizar en el conocimiento de las Iglesias católicas orientales.
uvimos también la oportunidad de escuchar a la profesora Mariolina Ceriotti Migliarese, neuropsiquiatra, que nos habló sobre la diferencia entre el masculino y el femenino, ayudándonos a descubrir algunos aspectos característicos de la personalidad femenina.
Habitando en una ciudad como Roma, rica de tesoros artísticos, no podía faltar una visita guiada a uno de ellos; de esta manera, el miércoles 5, guiados magistralmente por la hermana Agnese, de las Misioneras de la Divina Revelación, fuimos a visitar San Juan de Letrán, donde también pudimos orar de modo especial por el Santo Padre y por la Iglesia, en este lugar tan significativo.
Para cerrar la primera semana, el viernes 7 de septiembre tuvimos la oportunidad de celebrar la Santa Misa en Santa María de la Paz, iglesia prelaticia del Opus Dei, que muchos conocimos por primera vez. Allí pudimos encomendarnos a la intercesión de san Josemaría Escrivá, que deseó nuestro Colegio y a su sucesor, el beato Álvaro del Portillo, que realizó tal deseo.
Comments