El Papa Francisco ha subrayado repetidamente que los ancianos son "árboles que siguen dando frutos", "una parte esencial de la comunidad y la sociedad cristianas" porque representan "las raíces y la memoria de un pueblo". Lo mismo sucede con los sacerdotes ancianos, que para nosotros seminaristas son como faros y gigantes que, habiendo pasado toda su vida al servicio del Señor, son puntos de referencia firmes de los que tomar ejemplo. Por eso, durante las vacaciones de Navidad, los seminaristas del primer año, que permanecieron en el Colegio, visitaron a los sacerdotes ancianos residentes en la Casa de Reposo San Gaetano. Cuando llegamos a la casa de reposo, que es la casa diocesana del clero de Roma, cantamos algunos villancicos junto con los sacerdotes que residen allí. Luego compartimos un refrigerio y hablamos con ellos. Fue una ocasión muy hermosa para nosotros porque de las historias que contaron sobre sus vidas pudimos aprender muchas lecciones y conocer a hombres que han dado toda su vida al Señor en el sacerdocio. Son un ejemplo y un incentivo para que sigamos en el camino de la formación con tanta buena voluntad y fe en el Señor.