Siete seminaristas y dos sacerdotes del Colegio tuvimos la fortuna de viajar a Požega (Croacia) para asistir in situ a la ordenación diaconal de Antun Stipić, hasta hace poco nuestro compañero en el seminario. La primera etapa del viaje nos llevó a Venecia, donde pudimos realizar una breve visita a la ciudad antes de pasar la noche en el Seminario Patriarcal. Al día siguiente, después de la santa Misa, salimos con rumbo a Croacia. Cuando llegamos a Požega, lo primero que hicimos fue acompañar a Antun e Ivan, los dos diáconos que serían ordenados al día siguiente, en una vela de adoración al Santísimo. También fuimos testigos de su profesión de fe y su promesa de celibato.
El viernes 27 la ordenación se celebró por la tarde. Así que por la mañana tuvimos el honor de ser recibidos por el nuevo Obispo de Požega, Mons. Ivo Martinović, T.O.R., que nos dedicó un rato de interesante y agradable conversación. Después, con la sapiente guía de don Marijan Pavelić –director de la oficina de Comunicación de la diócesis– visitamos la antigua iglesia de San Lorenzo, la Catedral de Santa Teresa y el magnífico Museo diocesano. Muchísimas gracias a don Marijan por todas las atenciones que nos dispensó.
La ordenación fue bellísima y emocionante, con un magnífico coro y la catedral abarrotada de fieles. Después hubo un cena de celebración y Antun, en nombre de los dos nuevos diáconos, hizo un emotivo discurso con algunos minutos en italiano que nos resultaron conmovedores. También fue realmente fantástico poder reencontrar a diversos antiguos alumnos del Sedes que ahora trabajan felizmente como sacerdotes en la diócesis: don Dragan, don Tomislav, don Sirko, don Jurko, don Matej, don Robert, don Marko e don Karlo.
El sábado 28 participamos en la fiesta de la diócesis, con una Misa en la catedral que celebró el arzobispo emérito de Zara, Mons. Želimir Puljić. De nuevo hubo una comida festiva, en la que pudimos hacer amistad con algunos seminaristas de Požega, Zagreb y Mostar, que habían acudido para la ocasión. Por la noche, una gratísima fiesta en el pueblo de Antun, con su familia y amigos, puso un broche de oro final a este inolvidable viaje. Damos de nuevo gracias a Antun, por su gran cariño y todas las atenciones que tuvo con nosotros. Y asimismo, especialmente a don Marko y don Sirko, que nos acompañaron en el alojamiento y estuvieron siempre pendientes de que todo saliera bien.