Los seminaristas y profesores que formamos parte de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz participamos en la peregrinación para festejar a Santo Tomás de Aquino, patrono de dicha facultad.
La meta del peregrinar fue la Basílica Mayor de Santo Domingo en Nápoles, que desde el siglo XIII se encuentra bajo la custodia de la Orden Dominicana. Santo Tomás vivió en el convento anexo a la Basílica y, desde la celda que utilizó en diversos periodos, redactó parte de las obras más importantes de su legado. Profesores y alumnos rezamos ante el crucifijo que habló al santo y consagramos al Señor la faena intelectual que tiene como único objetivo conocerlo mejor para amarlo más.
Pudimos comprobar la peculiaridad de la pizza y los dulces típicos napolitanos y, mientras buscábamos los sepulcros de los distintos santos que descansan en aquella ciudad, recorrimos los callejones del centro histórico.
La Santa Misa tuvo lugar en la Basílica de Santa María del Buen Consejo, donde algunos seminaristas sirvieron al altar. Con alegría saludamos a Mons. Nicola Longobardo, rector de la basílica y viejo amigo del Colegio puesto que hasta 2012 estuvo en Torre del Greco, parroquia que hasta la fecha acoge seminaristas para la pastoral.
Nunca nos imaginamos la belleza oculta debajo del Santuario. En las catacumbas de San Genaro pudimos palpar la continuidad de nuestra fe: después de 18 siglos la Misa sigue siendo celebrada en las entrañas de la colina napolitana.