El verano es un tiempo precioso, entre otras cosas, porque nos permite, como seminaristas, intensificar la actividad pastoral en las parroquias, casas de caridad y de asistencia. Y esto es lo que procuramos hacer desde finales de junio: la mayor parte de nosotros se distribuyó entre numerosas parroquias italianas donde nos ocupamos de campamentos de verano con los jóvenes y realizamos pastoral con las familias. Un grupo consistente de alumnos del colegio, además de esta experiencia parroquial durante un mes, pasó otro ayudando en algunas casas para personas ancianas o enfermas.
También hubo quien tuvo la ocasión de atravesar las fronteras italianas para acudir a España, Reino Unido o Francia y aprender las respectivas lenguas de estos países. Otro grupo de veteranos, después de tres años de permanencia en el Colegio, regresó a la propia diócesis, para ayudar en el trabajo pastoral antes de regresar al Colegio para proseguir con los estudios.